En la Venezuela bolivariana y chavista todo es superlativo. Lo es la brutal represión, la inflación desbordada, el índice de criminalidad, la corrupción rampante, la escasez de alimentos básicos… Y también el sometimiento de una justicia servil controlada por el poder político, que acaba de condenar al líder opositor Leopoldo López por instigar supuestamente las manifestaciones de 2014 contra el régimen de Nicolás Maduro, en las que murieron 43 personas y hubo cientos de heridos. Hasta la sentencia parece una burla: López, que ya lleva más de un año y medio encarcelado, deberá seguir en prisión durante 13 años, nueve meses, siete días y 12 horas.
El pasado mes de junio (ver información más abajo), el ex presidente español Felipe González dibujó un panorama más que sombrío a su regreso de Caracas. Había viajado a la capital venezolana para participar en la defensa de López, pero no pudo hacerlo porque el Gobierno chavista lo declaró persona non grata. A su llegada a España, González, que ni siquiera fue autorizado a visitar al líder opositor encarcelado, afirmó con amargura que Maduro es «el único responsable de la catástrofe que vive Venezuela. Lamento decirlo, pero no hay bienes básicos, no hay medicinas básicas, la seguridad no existe, no hay libertades…». Y calificó al régimen de «democracia traicionada».
Traicionada, sí; y también robada por un dictador iluminado y diabólico, un bufón zafio y agresivo que está a punto de arrastrar a su país, ya dividido en dos mitades irreconciliables, a una guerra civil de imprevisibles consecuencias. El diagnóstico del ex presidente González no pudo ser más lúgubre: Venezuela, dijo, «sólo tiene solución mediante el diálogo y la reconciliación nacional que permitan restituir la democracia. Hoy en Venezuela se burlan todas las reglas de un Estado democrático y de derecho». Le faltó añadir que el tirano del chándal es una copia defectuosa -y más peligrosa-, del original, el difunto Hugo Chávez. ¡Pobre Venezuela!
El Confidencial, 11 de junio de 2015
José L.Lobo
«Quiero empezar dando las gracias a Nicolás Maduro porque, si no fue su intención, su torpeza ha servido para darle una relevancia a mi visita que no tenía, porque era de perfil bajo». Con una mezcla de ironía y desencanto, Felipe González ha asegurado que ha visto al presidente venezolano «enojado e irritado por mi viaje», y ha lamentado que él es «el único responsable de la catástrofe que vive» el país.
El expresidente del Gobierno acaba de ofrecer una rueda de prensa en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, a su regreso de Venezuela, para denunciar que el país latinoamericano está viviendo una crisis «social, económica, de falta de libertades y de seguridad» que le convierten en «una democracia traicionada». Y ha añadido: «Lamento decirlo, pero no hay bienes básicos, no hay medicinas básicas, la seguridad no existe…».
El régimen chavista de Maduro recibió de manera hostil al expresidente del Gobierno español, que llegó a Caracas el pasado domingo para participar en la defensa de los líderes opositores venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma, el primero en prisión y el segundo bajo arresto domiciliario.
González fue declarado persona non grata por el Gobierno chavista, y el mismo día de su llegada al país, Maduro criticó a través de su cuenta en Twitter la presencia del expresidente español: «El eje Bogotá-Madrid-Miami actúa desesperado, envían personajes para legitimar su guerra contra Venezuela, quieren ponerle la mano a la Patria».
Esta tarde, González ha asegurado que Venezuela «sólo tiene solución mediante el diálogo y la reconciliación nacional que permitan restituir la democracia. Hoy en Venezuela se burlan todas las reglas de un Estado democrático y de derecho». Y en un tono más mordaz que irónico, se ha referido a las descalificaciones vertidas contra él por Maduro, que llegó a asegurar que el expresidente «salió huyendo» de Venezuela: «¡Como si hubiera alguna causa para salir huyendo de ese paraíso de libertades y progreso!».
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